“2. El pueblo que andaba en tinieblas vio gran luz; los que moraban en tierra de sombra de muerte, luz resplandeció sobre ellos.”
Isaías 9-2
Que tremenda declaración escribe, en este versículo que leemos hoy, el profeta Isaías, pues no solo se refería a la oscura condición del pueblo de Israel, sino que era la condición de toda la humanidad, la cual necesitaba salir de esa condición. El versículo dice: “El pueblo que andaba en tinieblas vio gran luz”, y esa gloriosa luz profetizada, era la persona de Jesucristo, el Emmanuel, el Mesías esperado, aquel que los escribas y fariseos, a pesar de cuán exhaustivamente leían las escrituras, nunca lo encontraron, pero cuando se manifestó, su llegada no pasó desapercibida, unos magos llegaron a Jerusalén desde el oriente porque vieron una estrella en el cielo que los guiaba, los pastores fueron sorprendidos por un coro de ángeles que anunciaban su llegada, las sombras que imperaban comienzan a retroceder, la luz, la gloriosa verdad, venía a buscar y a salvar lo que se había perdido.
Luego, el versículo agrega: “los que moraban en tierra de sombra de muerte, luz resplandeció sobre ellos”, y esa luz, vino para cambiarlo todo, vino como la única esperanza de salvación, vino para alumbrar los corazones con la verdad, vino para sanar a los quebrantados de corazón, vino para darle vista a los ciegos, a los que viven en oscuridad y que su futuro es la muerte, pues Él es el camino, Él es la verdad, y Él es la vida. Jesús es la luz del mundo, no te quedes en oscuridad, ven a conocer su preciosa luz.
Pr. Herman Gajardo P.
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