“24. quien llevó él mismo nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero, para que nosotros, estando muertos a los pecados, vivamos a la justicia; y por cuya herida fuisteis sanados.”
1 Pedro 2:24
Es muy interesante comprender la profundidad del contenido de este versículo que leemos hoy, pues, todos ya sabemos que Jesús murió por nosotros, y por fe, lo asumimos y lo aceptamos, pero al escudriñar con detenimiento las sagradas escrituras, nos damos cuenta que, el sacrificio de Jesucristo va mucho más allá de creer y aceptar que murió en esa cruz, pues el versículo dice: “quien llevó él mismo nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero”, cumpliendo así lo profetizado por Isaías cuando escribió: “Jehová cargó en él el pecado de todos nosotros” (Isaías 53:6), o sea, de verdad Jesús cargó sobre él nuestros pecados, muriendo en nuestro lugar, en otras palabras su muerte es nuestra muerte, su sacrificio es el pago por nuestras rebeliones, nuestras desobediencias, nuestras maldades.
Luego, en el mismo versículo, leemos: “para que nosotros, estando muertos a los pecados, vivamos a la justicia”, o sea, la muerte que merecíamos ya está hecha, Jesús la pagó por nosotros, Jesús nos justificó, Jesús murió para que podamos vivir, y no solo esta vida terrenal en nuestro cuerpo físico, sino que nos ha da vida eterna..!! Gloria a Dios..!!. Además, el versículo termina diciéndonos: “y por cuya herida fuisteis sanados”, o sea, los azotes recibidos por Cristo, sus heridas en su cuerpo tenían una razón de ser para nosotros, pecadores que no merecíamos nada, pero su amor es tan grande y tan maravilloso, que sufrió para que usted y yo fuésemos sanados, “el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados” (Isaías 53:5). Incomparable amor de Dios.
Pr. Herman Gajardo P.
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