“1. De Jehová es la tierra y su plenitud; El mundo, y los que en él habitan.
2. Porque él la fundó sobre los mares, Y la afirmó sobre los ríos.
3. ¿Quién subirá al monte de Jehová? ¿Y quién estará en su lugar santo?
4. El limpio de manos y puro de corazón; El que no ha elevado su alma a cosas vanas, Ni jurado con engaño.
5. Él recibirá bendición de Jehová, Y justicia del Dios de salvación.”
Salmo 24:1-5
En tiempos de incertidumbre, es bueno, y nos hace bien, leer este Salmo, y darnos cuenta que la tierra, el mundo y todo el universo, es de Dios, porque Él lo creó, de manera que cualquier circunstancia adversa que nos toque experimentar, podemos tener la seguridad de que siempre todo va a estar en manos del Señor, porque Él tiene cuidado de su creación, como de cada uno de nosotros.
En el versículo 3, el salmista pregunta “¿Quién subirá al monte de Jehová? ¿Y quién estará en su lugar santo?”, y eso cambia retóricamente el enfoque de los 2 primeros versículos, y nos lleva a analizar de qué manera nosotros, podemos llegar hasta la Presencia de Dios, qué requisitos debemos cumplir para poder ir hacia Él, y la respuesta la encontramos en el versículo 4, al leer: “El limpio de manos y puro de corazón; El que no ha elevado su alma a cosas vanas, Ni jurado con engaño”, y eso inevitablemente nos lleva a hacernos una autoevaluación de nuestro proceder.
Muchas veces buscamos a Dios solo por alcanzar su gracia y su misericordia en respuesta a alguna necesidad, pero pocas veces son las que evaluamos nuestro corazón, pues pedimos justicia, más bien la exigimos, sabiendo que Dios es Justo y Benevolente, pero a veces nuestra oración no traspasa el techo de nuestra habitación, aunque seamos sinceros, y esto es porque Dios responde con más celeridad a aquellos corazones contritos y humillados. Ten misericordia de nosotros oh Dios y ayúdanos.
Pr. Herman Gajardo P.
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