“6. Exhorta asimismo a los jóvenes a que sean prudentes;
7. presentándote tú en todo como ejemplo de buenas obras; en la enseñanza mostrando integridad, seriedad,”
Tito 2:6-7
No deja de asombrarnos la sapiencia del apóstol Pablo, al leer esta carta que le escribe a Tito, a quien deja a cargo de la iglesia en Creta, y por lo cual era necesario reorganizar bien todo, establecer autoridades, por lo cual le insta a buscar personas idóneas para las actividades ministeriales, los cuales deben cumplir ciertos requisitos que Pablo, inspirado por el Espíritu Santo, le indica. En los versículos que leemos hoy, le enseña lo que se debe hacer con los jóvenes, y le escribe: “Exhorta asimismo a los jóvenes a que sean prudentes”, y con esto entendemos que la prudencia es prioritaria en nuestra vida, pues a esa edad somos proclives a dar a conocer lo que pensamos frente a cualquier tópico, ya sea espiritual, emocional, político, o social, pues escuchamos muchas voces que nos confrontan a tomar posiciones, pero no tomamos en cuenta que aún nos falta madurez y no lo asumimos, y nuestra impaciencia nos lleva a la imprudencia, y a tomar decisiones que después debemos lamentar. Por eso el apóstol Pablo insta a Tito, y a nosotros, a exhortar a lo jóvenes.
En el versículo 7, nos habla también a cada uno de nosotros, al decir: “presentándote tú en todo como ejemplo de buenas obras”, y esto es un tremendo desafío que sí o sí debemos aceptar, si anhelamos servir al Señor en el ministerio al cual hemos sido llamados. Debemos ser ejemplo, no podemos darnos el lujo de enseñar algún precepto bíblico y nosotros no asumirlo, ni obedecerlo, ni ponerlo en práctica, lo cual sería un absurdo. El versículo, además, termina diciéndonos: “en la enseñanza mostrando integridad, seriedad”, con lo cual, entendemos que debemos ser íntegros, no de doble ánimo, sino serios, confiables, referentes de Cristo.
Pr. Herman Gajardo P.
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