“19. Llegaron, pues, Gedeón y los cien hombres que llevaba consigo, al extremo del campamento, al principio de la guardia de la medianoche, cuando acababan de renovar los centinelas; y tocaron las trompetas, y quebraron los cántaros que llevaban en sus manos.
20. Y los tres escuadrones tocaron las trompetas, y quebrando los cántaros tomaron en la mano izquierda las teas, y en la derecha las trompetas con que tocaban, y gritaron: ¡Por la espada de Jehová y de Gedeón!
21. Y se estuvieron firmes cada uno en su puesto en derredor del campamento; entonces todo el ejército echó a correr dando gritos y huyendo.
22. Y los trescientos tocaban las trompetas; y Jehová puso la espada de cada uno contra su compañero en todo el campamento. Y el ejército huyó hasta Bet-sita, en dirección de Zerera, y hasta la frontera de Abel-mehola en Tabat.”
Jueces 7:19-22
A veces las estrategias del Señor nos parecen inverosímiles, no las entendemos, pero Dios no espera que las entendamos, sino que las obedezcamos. La Biblia está llena de ejemplos de vida de personas que obedecieron a Dios, cumplieron lo que Él les ordenó y formaron parte de los héroes de la fe. Los que no hicieron lo que se les mandó a hacer, y no cumplieron su cometido, perdieron su oportunidad y fueron desechados y olvidados por el Señor.
Se trata de creer en Dios y en su Palabra, se trata de obedecer, de no transar, de seguir adelante, de levantarse, una y otra vez, dando siempre la gloria al Señor “para que la excelencia del poder sea de Dios, y no de nosotros” (2 Corintios 4:7). Gedeón creyó en lo que Dios le dijo, y solo con 300 hombres ganó una batalla épica, y no fue con espadas, fue con cántaros vacíos, con antorchas y con trompetas de cuernos, hizo estragos en un ejército de 50.000 hombres, y esa victoria unificó y levantó a un pueblo destruido por las circunstancias.
La Biblia contiene muchos episodios del pueblo de Israel, los cuales no quedaron escritos sólo como historia, sino como ejemplos para nosotros, de manera de conocer a Dios, y su inmenso poder para librarnos de cualquier situación adversa. Solo debemos creer en Él, conocerle, y obedecerle, solo así podremos ver su mano poderosa moverse a nuestro favor. Él es el mismo Dios de Gedeón, y sigue teniendo el mismo poder hoy y siempre. Acércate a Él.
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Pr. Herman Gajardo P.
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