“8. En paz me acostaré, y asimismo dormiré; Porque sólo tú, Jehová, me haces vivir confiado.”
Salmo 4:8
Que agradable y satisfactorio es leer la Biblia y encontrarnos con versículos como este que leemos hoy, pues son como un bálsamo en medio de la angustia que podamos estar experimentando, o la incertidumbre del inicio de un difícil nuevo año, algunos quizás están planeando su salida de vacaciones, mientras otros siguen afanosamente buscando algún trabajo para su subsistencia. El versículo comienza con la frase: “En paz me acostaré”, y David, su autor, lo escribe con total seguridad, con confianza, sin titubeos, pues para él es un hecho, desde pequeño se vió enfrentado a dificultades para cuidar las ovejas de su padre, cuando eran atacadas por lobos, osos o leones, David aprendió a acostarse en paz, sin sobresaltos, a pesar del acecho constante de las fieras, a pesar de las burlas de sus propios hermanos, pero David estaba en paz, y cada día que terminaba él se acostaba en paz.
El versículo continúa diciéndonos: “y asimismo dormiré; Porque sólo tú, Jehová, me haces vivir confiado”, su escrito estaba dirigido a Dios, a su roca fuerte, a su libertador, a su fortaleza, David sabía que dormiría tranquilo, y no era por confiar en sus habilidades, era porque confiaba en Dios, era porque Dios le había mostrado una y otra vez que Él es digno de confianza, digno de respeto, digno de temer, digno de toda alabanza y de toda adoración. Que este versículo dejado por David, nos haga reconocer la grandeza de Dios y aprender a confiar en su sola potestad, a depender de su gracia, de su amor y de su misericordia, pues sólo Dios puede cuidarnos y protegernos de toda acechanza del mal, sólo Él puede hacer que durmamos en paz.
Pr. Herman Gajardo P.
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