HACEDORES DE LA PALABRA

“21. Por lo cual, desechando toda inmundicia y abundancia de malicia, recibid con mansedumbre la palabra implantada, la cual puede salvar vuestras almas.

22. Pero sed hacedores de la palabra, y no tan solamente oidores, engañándoos a vosotros mismos.”

Lucas 1:21-22

En estos versículos que leemos hoy, el apóstol Santiago, inspirado por el Espíritu Santo, nos insta a desechar, a eliminar, a dejar de lado, “toda inmundicia, y abundancia de malicia”, que Dios sabe que son semillas que el enemigo ha sembrado en nosotros, debilitando nuestras defensas espirituales, por lo cual la Biblia nos recuerda que debemos estar alertas, pues el enemigo anda como león rugiente, buscando a quien devorar, por lo mismo, Dios en su inmenso amor y cuidado de nosotros, nos ha dejado su Palabra, sus preceptos, sus indicaciones, sus mandamientos, de manera que nos dice: “recibid con mansedumbre la palabra implantada, la cual puede salvar vuestras almas”, de manera que reconsideremos nuestros pasos, nuestro carácter, nuestras equivocadas tomas de decisiones sin considerarlo a Él, pues sus consejos pueden salvar nuestras almas.

El versículo 22, nos entrega las pautas precisas que debemos cumplir para lograr la salvación prometida por el Señor para todos que creen en Él, pues dice claramente, y sin tapujos: “Pero sed hacedores de la palabra, y no tan solamente oidores”, con esto entendemos que no basta con haber oído el evangelio, ni haber aprendido sus enseñanzas, ni saber de memoria algunos versículos o conceptos bíblicos, porque lo que de verdad debemos hacer es “ser hacedores de la Palabra”, Jesús mismo dijo: “Cualquiera, pues, que me oye estas palabras, y las hace, le compararé a un hombre prudente, que edificó su casa sobre la roca”, con esto debemos entender que es imprescindible el ser “hacedores de su Palabra”, ser solo oidores, es engañarnos a nosotros mismos, es como ser un árbol frutal, y no dar frutos. Somos o no somos.

Pr. Herman Gajardo P.