“9. Vosotros, pues, oraréis así: Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre.
10. Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra.
11. El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy.
12. Y perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores.
13. Y no nos metas en tentación, mas líbranos del mal; porque tuyo es el reino, y el poder, y la gloria, por todos los siglos. Amén.”
Mateo 6:9-13
El excelente y poderoso modelo de oración entregado por Jesús, es digno de estudiarse y reestudiarse una y otra vez, para poder el trasfondo qué hay en cada frase, incluso en cada palabra. Esta oración no es un rezo, no es algo para repetirse y pronunciarse en momentos especiales. La primera frase es “Padre nuestro”, o sea, lo primero que hace Jesús, es revelar que Dios es Padre, y agrega que es “nuestro”, de cada uno de nosotros, los que creemos en Él. Recuerde que antes de la manifestación de Jesucristo, Jehová era Dios solo de los Israelitas, el resto de la humanidad éramos gentiles, extranjeros, o advenedizos.
La frase “que estás en los cielos” es para enseñarnos que Dios habita en todas partes, en los cielos, en los universos. Luego dice “santificado sea tu nombre”, su nombre era Santo y ni siquiera podía pronunciarse para no profanarlo. “Venga tu reino”, se refiere a que su gobierno, su reinado debe venir a regir nuestras vidas. “Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra”, de la manera en que Él reina en el cielo, debería también en la tierra cumplirse su voluntad. “El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy”, y esto no se refiere solo a satisfacer nuestra hambre física, sino también la emocional, y la espiritual.
Luego sigue “y perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores”, esto es para entender que si rogamos por nuestro perdón, antes debemos nosotros perdonar a quienes nos han ofendido. “No nos metas en tentación, más líbranos del mal”, se refiere a que nos refugiemos siempre bajo sus alas para estar protegidos del mal. Y terminar declarando “porque tuyo es el reino, el poder, y la gloria, por los siglos de los siglos”. Amén..!! Así es..!! Solo tú eres Digno..!! Gloria a nuestro maravilloso Dios.
Pr. Herman Gajardo P.

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