“6. Por lo cual también contiene la Escritura: He aquí, pongo en Sion la principal piedra del ángulo, escogida, preciosa; Y el que creyere en él, no será avergonzado.
7. Para vosotros, pues, los que creéis, él es precioso; pero para los que no creen, La piedra que los edificadores desecharon, Ha venido a ser la cabeza del ángulo;
8. y: Piedra de tropiezo, y roca que hace caer, porque tropiezan en la palabra, siendo desobedientes; a lo cual fueron también destinados.”
1 Pedro 2:6-8
Es muy interesante notar, en estos versículos que leemos hoy, sobre la importancia que las sagradas escrituras, en el Antiguo Testamento, ya entregaban, con indicios proféticos, acerca de la voluntad del Padre, en relación a la Iglesia que instituiría Jesucristo, por eso el ejemplo de la “piedra angular” es realmente magistral, pues representa muy clara y fehacientemente, la labor insustituible de nuestro Señor Jesucristo, al comprender la importancia de la piedra angular en ingeniería de la construcción, considerando que su definición es: “concepto de piedra angular o piedra base se deriva de la primera piedra en la construcción de una base de una cimentación de albañilería, importante, ya que todas las otras piedras se establecerán en referencia a esta piedra, lo que determina la posición de toda la estructura” (Wikipedia).
Entonces cuando la Biblia nos enseña que Jesús es la piedra angular, no hay ninguna duda de que así es, y los versículos que hemos leído hoy, detallan claramente la función de Jesucristo como Piedra del Ángulo, la cual descendió del cielo para establecerse como el que sustenta todo el edificio, ó la Iglesia, la cual somos nosotros, con esto entendemos que cada uno de nosotros, como piedras vivas, nuestra sujeción y firmeza está en Cristo, que sin su sustento nos desarmamos y no hay unidad, pues dependemos de Él y solo de Él.
Pr. Herman Gajardo P.
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