“1. Guárdame, oh Dios, porque en ti he confiado. 2. Oh alma mía, dijiste a Jehová: Tú eres mi Señor; No hay para mí bien fuera de ti. 3. Para los santos que están en la tierra, Y para los íntegros, es toda mi complacencia. 4. Se multiplicarán los dolores de aquellos que sirven diligentes a otro dios. No ofreceré yo sus libaciones de sangre, Ni en mis labios tomaré sus nombres. 5. Jehová es la porción de mi herencia y de mi copa; Tú sustentas mi suerte. 6. Las cuerdas me cayeron en lugares deleitosos, Y es hermosa la heredad que me ha tocado.”
Salmo 16:1-6
Que hermoso es este Salmo, el leerlo nos hace muy bien, pues activa nuestra mente a pensar en que Dios es el único que realmente puede guardarnos de todo mal y que solo bajo su protección y cobertura está nuestro bien y todo lo que necesitamos, y además recibir su complacencia al permanecer en integridad.
El versículo 4 habla de aquellos que se hacen sus propios dioses y les sirven en sus desvaríos, para ellos sólo habrá dolor y angustia, pues nadie que sirve al Dios vivo podrá interceder por ellos. El versículo 5 nos enseña que Jehová es la porción de mi herencia, en otras palabras, nuestro futuro, nuestra esperanza de vida eterna, solo está en el Señor, además este versículo termina con una tremenda aseveración: “tú sustentas mi suerte”... en Él está el poder de controlar nuestra existencia.
El versículo 6 dice: “Las cuerdas me cayeron en lugares deleitosos, Y es hermosa la heredad que me ha tocado”... qué hermosas palabras para simbolizar nuestra vida, donde estábamos y como estábamos, atados por el pecado, sin rumbo, sin futuro, sin esperanza, sin herencia, y Dios en su misericordia, nos vió, nos amó, y nos rescató, y “nos sacó de las tinieblas y nos trajo a su luz admirable”, y un día despertamos en sus brazos, y nuestras ataduras han caído, y nuestra vida ha cambiado, y la hermosura del Señor hoy es nuestra heredad. Maravilloso. Glorioso. Impresionante. Hermoso Dios de amor.
Pr. Herman Gajardo P.
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