“7. Bendeciré a Jehová que me aconseja; Aun en las noches me enseña mi conciencia.
8. A Jehová he puesto siempre delante de mí; Porque está a mi diestra, no seré conmovido.
9. Se alegró por tanto mi corazón, y se gozó mi alma; Mi carne también reposará confiadamente;
10. Porque no dejarás mi alma en el Seol, Ni permitirás que tu santo vea corrupción.
11. Me mostrarás la senda de la vida; En tu presencia hay plenitud de gozo; Delicias a tu diestra para siempre.”
Salmo 17:7-11
El estar confiado, sin temor, relajado, presumido, solo se puede lograr cuando la paz del Señor inunda nuestra alma y nos sentimos cobijados por la poderosa mano de Dios que nos cubre. El salmista había entendido bien quién era el Señor para él, pues en el versículo 8 escribe: “A Jehová he puesto siempre delante de mí; Porque está a mi diestra, no seré conmovido”, el salmista estaba totalmente confiado en el Señor.
También agrega: “se alegró mi corazón y se gozó mi alma, mi carne reposará confiadamente...”, realmente son conceptos hermosos aprendido en su intimidad con el Creador, de otra manera jamás brotarían de sus labios, pensamientos tan hermosos y profundos.
Y es el mismo Dios que hoy está con nosotros, renovando cada día nuestras fuerzas, levantándonos si caemos, protegiéndonos de peligro y de asechanzas del maligno, y, como el salmista escribe en el versículo 11: “me mostrarás la senda de la vida”, o sea, Él nos enseñará a vivir esa vida que Él diseñó para nosotros, “agradable, buena y perfecta”, y termina este versículo con lo siguiente: “En tu presencia hay plenitud de gozo; Delicias a tu diestra para siempre”, verdaderamente para ser un salmista, no basta con componer una canción, es conocer a Dios en intimidad y dejarse llenar e impregnar de su gracia y su belleza. Maravilloso Señor.
Pr. Herman Gajardo P.
Comentários