“5. En aquellos tiempos no hubo paz, ni para el que entraba ni para el que salía, sino muchas aflicciones sobre todos los habitantes de las tierras.
6. Y una gente destruía a otra, y una ciudad a otra ciudad; porque Dios los turbó con toda clase de calamidades.
7. Pero esforzaos vosotros, y no desfallezcan vuestras manos, pues hay recompensa para vuestra obra.
8. Cuando oyó Asa las palabras y la profecía del profeta Azarías hijo de Obed, cobró ánimo, y quitó los ídolos abominables de toda la tierra de Judá y de Benjamín, y de las ciudades que él había tomado en la parte montañosa de Efraín; y reparó el altar de Jehová que estaba delante del pórtico de Jehová.”
2 Crónicas 15:5-8
Los problemas y dificultades, son situaciones que siempre han sido, y seguirán siendo, parte de nuestra existencia, por lo cual de tiempo en tiempo experimentamos situaciones que nos aquejan y nos hacen perder la paz y la tranquilidad que tanto apreciamos. En los versículos que leímos hoy, nos muestran una realidad de vida que aquejaba al pueblo de Israel, y que les era muy difícil de soportar. Quizás más de algún lector de este blog, está viviendo ahora alguna situación complicada en su vida o en su entorno y se siente desfallecer.
Pero en el versículo 7 encontramos una palabra de aliento de parte de Dios, revelada a uno de sus profetas, que dice: “Pero esforzaos vosotros, y no desfallezcan vuestras manos, pues hay recompensa para vuestra obra”... Dios siempre tiene una salida para cualquier problema que podamos estar viviendo, y sus promesas aún permanecen vigentes, por lo cual si el Señor dijo: esforzaos, y no desfallezcan, es porque en Él está toda solución y toda salida.
En el relato bíblico que leímos, el rey creyó en la palabra del Señor y cobró ánimo, y lo primero que hace es deshacerse de todos los ídolos en los cuales él había puesto su esperanza y nunca le habían respondido, por lo cual decide restaurar el altar de Jehová, el único Dios verdadero. Y eso es lo que nosotros debemos aprender y sacar como ejemplo para nuestras vidas, volver nuestros ojos al Señor y poner nuestra confianza en sus promesas de amor, arrepintiéndonos de nuestras malas decisiones que nos apartaron de Él, y volver a depender de Él y volver a caminar en sus caminos. Bendito Dios de amor que nos ama y nos perdona.
Pr. Herman Gajardo P.

Commentaires