"1. Saulo, respirando aún amenazas y muerte contra los discípulos del Señor, vino al sumo sacerdote,
2. y le pidió cartas para las sinagogas de Damasco, a fin de que si hallase algunos hombres o mujeres de este Camino, los trajese presos a Jerusalén.
3. Mas yendo por el camino, aconteció que al llegar cerca de Damasco, repentinamente le rodeó un resplandor de luz del cielo;
4. y cayendo en tierra, oyó una voz que le decía: Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?
5. Él dijo: ¿Quién eres, Señor? Y le dijo: Yo soy Jesús, a quien tú persigues; dura cosa te es dar coces contra el aguijón.
6. Él, temblando y temeroso, dijo: Señor, ¿qué quieres que yo haga? Y el Señor le dijo: Levántate y entra en la ciudad, y se te dirá lo que debes hacer."
Hechos 9:1-6
Estos versículos leídos, nos narran la conversión de Saulo, quien era un férreo perseguidor de los cristianos. Él era un Fariseo defensor de la ley de Moisés y no entendía el evangelio de Jesucristo, ni le reconocía como el hijo de Dios que vino a morir en nuestro lugar, con el fin de salvarnos y darnos vida eterna. Él se había propuesto eliminar a todos los seguidores de Cristo, incluso si se encontraban en el extranjero, por lo cual solicitó cartas para ir a Damasco, la capital de Siria, para apresar a los que encontrase allí.
Pero mientras iba a Damasco, "repentinamente le rodeó un resplandor de luz del cielo; y cayendo en tierra, oyó una voz que le decía: Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?"... Saulo asustado pregunta ¿quien eres Señor?, y la voz le responde "yo soy Jesús, a quien tú persigues". Es interesante este diálogo pues, mas adelante dice que todos los acompañantes de Saulo escuchaban la voz pero no veian a nadie, a la vez Saulo con el resplandor de luz quedó ciego, e inmediatamente reconoce a Jesús como Señor, y le pregunta "Señor, ¿qué quieres que yo haga?", y esa pregunta es la que debe brotar de cada uno de nosotros, sobretodo en estos fiempos de tanta incertidumbre, y Dios en su amor y misericordia nos dirá lo que tenemos que hacer.
Pr. Herman Gajardo P.
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