“3. Pero si nuestro evangelio está aún encubierto, entre los que se pierden está encubierto;
4. en los cuales el dios de este siglo cegó el entendimiento de los incrédulos, para que no les resplandezca la luz del evangelio de la gloria de Cristo, el cual es la imagen de Dios.
5. Porque no nos predicamos a nosotros mismos, sino a Jesucristo como Señor, y a nosotros como vuestros siervos por amor de Jesús.
6. Porque Dios, que mandó que de las tinieblas resplandeciese la luz, es el que resplandeció en nuestros corazones, para iluminación del conocimiento de la gloria de Dios en la faz de Jesucristo.”
2 Corintios 4:3-6
Es lamentable tener que reconocer que existen muchas personas que no entienden nada del evangelio que a diario predicamos, como si una venda les tapara los ojos y el entendimiento, y su fin será la perdición eterna, cumpliéndose así la palabra escrita en la Biblia, en la que nos explica que el Dios de este siglo se ha encargado de oscurecer la mente de los incrédulos. Y la gloria de Cristo, la imagen de Dios, y la luz del evangelio les está vedado.
Que terrible realidad. Pero aún, sabiendo esto, reiteramos, al igual que el apóstol Pablo lo enseña, que: “no nos predicamos a nosotros mismos, sino a Jesucristo como Señor, y a nosotros como vuestros siervos por amor de Jesús”, y esto porque a Dios le agradó que “de las tinieblas resplandeciese la luz”, y esa luz, o sea Jesús, fue quien “resplandeció en nuestros corazones” y esto para “iluminación del conocimiento de la gloria de Dios, en la faz de Jesucristo”. Maravilloso. Sublime.
Gracias damos a Dios, porque se fijó en nosotros y nos hizo portadores de su gran amor, el cual no nos cansamos de pregonar, al compartir el glorioso evangelio, que son las buenas noticias para el hombre en estos tiempos tan complicados que nos ha tocado vivir, de manera que la luz de su conocimiento siga resplandeciendo en nuestros corazones.
Pr. Herman Gajardo P.

Comments