VEO LOS CIELOS ABIERTOS

“55. Pero Esteban, lleno del Espíritu Santo, puestos los ojos en el cielo, vio la gloria de Dios, y a Jesús que estaba a la diestra de Dios,

56. y dijo: He aquí, veo los cielos abiertos, y al Hijo del Hombre que está a la diestra de Dios.”

Hechos 7:55-56

Que tremenda experiencia espiritual estaba viviendo Esteban, aunque para nosotros, el ver su situación era algo lamentable, dolorosa, penosa, lastimera, pero Esteban ya había muerto para Cristo, y su vida ya estaba en sus manos, por lo cual su punto de vista difiere mucho de lo que en lo natural estaba experimentando, pues el sufrimiento pasa a un segundo plano si lo espiritual es lo primordial en nuestra existencia, es el mismo sentir de Jesús cuando estaba en Getsemaní, y su oración era: “Padre, si quieres, pasa de mí esta copa; pero no se haga mi voluntad, sino la tuya” (Lucas 22:42), o cómo Pablo escribió: “Pero si Cristo está en vosotros, el cuerpo en verdad está muerto a causa del pecado, mas el espíritu vive a causa de la justicia”. Esteban tenía su mirada puesta en Jesús, y el versículo 55, que leemos hoy, nos dice: “Pero Esteban, lleno del Espíritu Santo, puestos los ojos en el cielo, vio la gloria de Dios, y a Jesús que estaba a la diestra de Dios”.

En Hebreos 12:2, dice: “puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios”, qué tremendo, y qué hermoso..!! un poderoso ejemplo para nosotros ante la adversidad. El versículo 56, ratifica esto pues leemos: “y dijo: He aquí, veo los cielos abiertos, y al Hijo del Hombre que está a la diestra de Dios”. Nunca debemos perder nuestra mirada de Jesús, pues solo Él entenderá a cabalidad lo que suframos y se moverá a nuestro favor intercediendo ante el Padre por nosotros.

Pr. Herman Gajardo P.